Día Internacional de la Conservación del Suelo

El Día Internacional de la Conservación del Suelo se celebra el 7 de julio de cada año con la finalidad de resaltar los beneficios de la explotación adecuada y responsable de los suelos en sus diferentes campos de uso. También este día busca reafirmar el compromiso con la integridad de los recursos como parte esencial para garantizar la contribución al equilibrio ambiental en el futuro.

La contribución del suelo queda relegada a un segundo plano cuando las personas hablan sobre el cambio climático, sin embargo este recurso es de enorme importancia en las políticas para combatir las alteraciones climáticas ya que, como en el caso de los océanos, los suelos pueden absorber y acumular una gran cantidad de dióxido de carbono (CO2) lo que contribuye a mitigar el impacto de las emisiones de dicho gas de invernadero en el planeta.

El Día Internacional de la Conservación del Suelo pretende ser un día en el que se cree consciencia en la población mundial sobre la importancia que tienen los suelos para los seres vivos.

Día Internacional de la Conservación del Suelo

Dr Hugh Hammond bennet
En honor al Dr. Hugh Hammond Bennet se estableció el Día Internacional de la Conservación del Suelo

Este día se estableció en 1963 en memoria del Dr. Hugh Hammond Bennett (15 de Abril de 1881 — 7 de Julio de 1960), el cual fue un investigador estadounidense que dedicó su carrera a estudiar el uso responsable de los suelos y fue el primer director del Soil Erosion Service en el Departamento del Interior de los EEUU en Septiembre de 1933. Actualmente dicha institución se llama Natural Resources Conservation Service y depende del Departamento de Agricultura (USDA). Para ver una biografía has click aquí.

El Dr. Hammond Bennett, desde su posición como estudioso del suelo y posteriormente como Director del Servicio de Suelos, fue el principal impulsor de un cambio en la mentalidad de los agricultores con respecto a combinar técnicas de rotación de cultivos para un aumento en la producción por hectárea y evitar la desertificación de los suelos en los campos agrícolas de los EEUU.

Mientras Bennett guiaba a la joven agencia, sus conceptos demostraron estar llenos de sabiduría. Varias disciplinas, no sólo una, contribuirían al diseño de métodos y prácticas de conservación para la granja y, de la misma manera, demostraron que no existía una práctica de conservación efectiva única. La agricultura de conservación significaba reorganizar las operaciones de la granja en interés de la conservación y la productividad. El Dr Hammond Bennet trabajó directamente en el campo con los agricultores, para desarrollar planes agrícolas de conservación en beneficio de la tierra y del agricultor. En efecto, es el primero al que se le puede llamar un conservacionista de suelos.

Hoy, sesenta años después de la muerte de este pionero, el mensaje de protección de los suelos y los desafíos que él planteó de cara al futuro siguen estando allí y marcan las pautas para lograr el enfoque en lograr una gestión sostenible de las tierras y suelos dedicados a la agricultura y uso humano.

¿Que es el suelo?

Se denomina suelo a todo agregado natural no cementado de granos minerales y materia orgánica descompuesta junto con el agua y aire que ocupan los espacios vacíos entre partículas
sólidas. Según la norma UNE-EN ISO 14689-1, es un conjunto de partículas minerales o de materia orgánica en forma de depósito, generalmente minerales, pero a veces de origen orgánico, que pueden separarse por medio de una acción mecánica sencilla y que incluyen cantidades variables de agua y aire.

El suelo del planeta en el que vivimos es esencial y fundamental para el mantenimiento de la parte de la Tierra en la que hay vida, la biosfera. Podemos afirmar que el suelo es un sistema complejo en el que ocurren numerosos procesos químicos, físicos y biológicos que le dan sustento directo a toda la flora e indirectamente a todos los seres vivos en el planeta.

Visto desde el punto de vista físico, en un suelo se distinguen tres fases constituyentes: la sólida, la líquida y la gaseosa. La fase sólida son las partículas minerales del suelo (incluyendo la capa sólida adsorbida); la líquida por el agua (libre), aunque en el suelo pueden existir otros líquidos de menor significación; la fase gaseosa comprende sobre todo el aire, pero pueden estar presentes otros gases (vapores sulfurosos, anhídrido carbónico, etc.).

MODELO TRIFASICO:

• FASE SOLIDA: Granos minerales, partículas sólidas
• FASE LIQUIDA: Agua intersticial, si ocupa todos los espacios decimos que esta saturado.
• FASE GASEOSA: Gas (aire, aunque también puede ser metano o subproductos de descomposición)

Las fases líquida y gaseosa del suelo suelen comprenderse en el volumen de vacíos (Vv), mientras que la fase solida constituye el volumen de sólidos (Vs).

Se dice que un suelo está totalmente saturado cuando todos sus vacíos están ocupados por agua. Un suelo en tal circunstancia consta, como caso particular de solo dos fases, la sólida y la líquida.

La permeabilidad y la porosidad son propiedades de los suelos que son vitales para entender su funcionamiento y potencial. La cantidad de espacios entre las partículas sólidas se denomina porosidad del suelo. Un suelo con mucha arena es menos poroso que un suelo rico en arcillas, aunque en este último los poros no puedan ser observados a simple vista. A pesar de ser muy pequeños los espacios libres entre las partículas de arcilla, son muchísimos más, y eso hace la diferencia.

La permeabilidad es un concepto ligado a la porosidad y al tamaño de las partículas y es una medida de la facilidad con que el agua se desplaza a través del suelo, es decir, de la facilidad con que circula por los poros. Similar al caso anterior, resulta que aunque las arcillas son porosas, no son permeables.

¿Cuales son los riesgos para los suelos?

El principal problema que afecta los suelos es la desertificación, lo cual es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción.  Las causas de la desertificación son el sobrecultivo, la utilización excesiva de las tierras para el pastoreo y la deforestación, que derivan en agotamiento y erosión del suelo.

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Panorámica de los Médanos de Coro, Venezuela

El cambio climático también produce desertificación porque la reducción y alteración en los patrones de las precipitaciones provoca un mayor estrés hídrico que altera la composición y estructura de los suelos, haciéndolos mas inestables y propensos a degradación.

La desertificación produce una disminución de la productividad del suelo (menos alimentos por hectárea) lo que reduce la producción y disponibilidad de alimentos. Además, la pérdida de la tierra su cobertura vegetal impacta en forma negativa en áreas cercanas, causando inundaciones, salinización del suelo, deterioro de la calidad del agua y obstrucción de ríos, corrientes y reservorios hídricos llenos con sedimentos.

Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el 35 % de la superficie de los continentes puede considerarse como áreas desérticas. Dentro de estos territorios sobreviven millones de personas en condiciones de persistente sequía y escasez de alimentos.

En el proceso de desertificación actúan múltiples agentes de manera simultanea los cuales son:

  • Erosión: desgaste de la superficie terrestre por la fragmentación de los materiales.
  • Transporte: traslado de los detritos de unos lugares a otros.
  • Meteorización: cambio de las rocas en contacto con el viento, el agua, etc.
  • Sedimentación: depósito de sedimentos que llegan a originar rocas sedimentarias.

¿Cómo podemos cuidar los suelos?

Lo primero que debemos saber es que somos los seres humanos los principales agentes de alteración de los suelos en la biosfera y como tales es nuestra responsabilidad actuar para garantizar la preservación de la cobertura actual y detener la desertificación.

Pues bien, las principales técnicas que podemos implementar para realizar un manejo adecuado de los suelos y ayudar a su conservación las podemos resumir en la siguiente lista:

  • Estudios de suelo y toma de muestras para realizar los análisis adecuados que permitan establecer sus características y propiedades físico-químicas. Esto va a permitir definir el uso más adecuado del suelo, detecta sus carencias y potenciales y evita una sobre-explotación que genere desertificación.
  • En suelos de uso agrícola es vital establecer un plan de rotación y asociación de cultivos. No es solo aumentar la productividad por hectárea, sino también evitar el agotamiento de minerales y fomentar la restitución de elementos químicos en el suelo.
  • En suelos de uso forestal, es vital conocer las demandas nutricionales de las especies a sembrar y también evitar la plantación de especies no autóctonas, esto de cara a mantener la diversidad biológica en la zona.
  • Minimizar el uso de herbicidas y fertilizantes químicos, ademas de fomentar el uso de soluciones de origen orgánico como abonos naturales (compost, entre otros).
  • Fomentar la conservación de los organismos que viven dentro del sustrato, los cuales ayudan a garantizar la fertilidad natural (química, física y biológica) de los suelos.
  • Evitar el estrés hídrico mediante técnicas de conservación de la humedad (cobertura viva o muerta, sobre-explotación de mantos acuíferos, protección contra inundaciones)

Es importante recalcar que los suelos que se manejan orgánicamente poseen un alto potencial para contrarrestar los efectos de la degradación del suelo, dado que se adaptan mejor tanto a la tensión del agua como a la pérdida de nutrientes.

Los agricultores orgánicos nutren sus suelos con fertilizantes orgánicos y, por lo tanto, pueden mejorar los suelos degradados y problemáticos. La capacidad de retención del agua y de los nutrientes se incrementa gracias al alto nivel de materia orgánica y la cobertura permanente del suelo. Los microorganismos poseen una base sólida de alimentación y crean una estructura estable en el suelo. La cantidad de agua que se requiere para irrigación puede reducirse sustancialmente como consecuencia de la elevada capacidad de retención de humedad resultante.

Y no lo olvides: El Día Internacional de la Conservación del Suelo es un día para que la población mundial conozca sobre la importancia que el suelo tiene para los seres vivos y el control del cambio climático.

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