Más allá de las dunas doradas: los desiertos más extraños y fascinantes del planeta
Marco Hernandez
Más allá de las dunas doradas: los desiertos más extraños y fascinantes del planeta
Cuando imaginamos un desierto, típicamente visualizamos vastas extensiones de arena dorada ondulante bajo un sol abrasador, quizás con un camello solitario o un cactus esquelético como único habitante. Sin embargo, la realidad de los desiertos terrestres es infinitamente más diversa, extraña y fascinante que esta imagen estereotipada. Existen desiertos que desafían completamente nuestras expectativas: desiertos blancos que parecen paisajes lunares, desiertos helados donde la arena se mezcla con nieve, desiertos de sal tan planos que reflejan el cielo como espejos gigantes, e incluso desiertos que florecen explosivamente en color después de lluvias raras. Estos paisajes extremos no solo son visualmente impactantes, sino que representan procesos geológicos, climáticos y biológicos únicos que revelan la extraordinaria variabilidad de nuestro planeta.
El Desierto Blanco de Egipto: esculturas de tiza en el Sahara
A pocas horas al oeste de El Cairo, en el corazón del desierto occidental de Egipto, existe un paisaje que parece transportado de otro planeta. El Desierto Blanco, o Sahara el Beyda, es una extensión de aproximadamente 300 kilómetros cuadrados dominada por formaciones de roca caliza blanca que han sido esculpidas por el viento en formas surrealistas que desafían la imaginación.
La blancura del paisaje no proviene de arena o sal, sino de tiza y caliza de color blanco cremoso, remanentes de un antiguo fondo oceánico. Hace aproximadamente 80 millones de años, durante el período Cretácico, esta región estaba sumergida bajo un mar poco profundo. El fondo marino acumuló gruesas capas de sedimentos calcáreos compuestos principalmente de esqueletos microscópicos de organismos marinos llamados foraminíferos y cocolitóforos. Cuando el mar se retiró y los movimientos tectónicos elevaron la región, estos antiguos sedimentos marinos quedaron expuestos a la erosión eólica.
El viento del Sahara, cargado con arena fina y partículas abrasivas, ha trabajado durante millones de años como un escultor paciente e incansable. Las formaciones más blandas se erosionan más rápidamente, mientras que las capas más resistentes o los nódulos de sílex (pedernal) incrustados en la caliza resisten mejor, creando estructuras con formas que evocan hongos gigantes, pollos, esfinge, camellos, e infinitas otras formas que la imaginación humana puede interpretar.
Lo más fascinante es que estas formaciones no son estáticas. El proceso de erosión continúa constantemente, aunque imperceptiblemente en escalas de tiempo humanas. Las formas que vemos hoy no son las mismas que existían hace mil años y no serán las mismas dentro de mil años. Algunas formaciones eventualmente colapsan cuando la erosión socava demasiado sus bases, mientras que nuevas formas emergen continuamente de la matriz de roca circundante.
El contraste de color es particularmente dramático. Durante el día, la roca caliza blanca refleja intensamente la luz solar, creando un brillo casi cegador que requiere protección ocular. Al atardecer, sin embargo, el sol bajo baña las formaciones en tonos dorados, naranjas y rosados, creando un contraste espectacular entre las sombras profundas y las superficies iluminadas. Por la noche, la ausencia de contaminación lumínica convierte al Desierto Blanco en uno de los mejores lugares del mundo para observar las estrellas, con las formaciones blancas fantasmales emergiendo de la oscuridad bajo la luz de la luna.
Geológicamente, el área también contiene el Desierto Negro cercano, donde la arena está cubierta con guijarros de dolerita negra volcánica y cuarcita oscura, creando un contraste aún más dramático. Estos guijarros son remanentes de antiguas actividades volcánicas en la región. Entre el Desierto Negro y el Desierto Blanco se encuentra el Valle de Cristal, donde el suelo está literalmente cubierto con cristales de cuarzo que brillan bajo el sol como miles de diamantes dispersos.
Lençóis Maranhenses: el desierto que no debería existir
En el noreste de Brasil, en el estado de Maranhão, existe un fenómeno geográfico que desafía la definición misma de desierto. Los Lençóis Maranhenses (Sábanas Maranhenses) son una expansión de aproximadamente 1500 kilómetros cuadrados de dunas de arena blanca brillante que, durante la mitad del año, están salpicadas con miles de lagunas de agua dulce de color turquesa y verde esmeralda.
Este paisaje representa una contradicción geográfica fascinante. Técnicamente, recibe demasiada lluvia para calificar como desierto verdadero según la definición climatológica estándar (aproximadamente 1600 mm anuales, más de tres veces el umbral del desierto). Sin embargo, el paisaje es indubitablemente desértico: vastas dunas de arena blanca que se extienden hasta el horizonte, con vegetación prácticamente ausente excepto en las márgenes.
La explicación de esta paradoja radica en la geología y la dinámica sedimentaria única. Las dunas están compuestas no de arena del desierto erosionada de rocas continentales, sino de arena de cuarzo extremadamente pura transportada por ríos desde el interior y posteriormente redistribuida por el viento y las corrientes costeras del Océano Atlántico. El cuarzo puro es virtualmente estéril desde una perspectiva nutricional para las plantas, explicando la ausencia de vegetación a pesar de la abundante agua estacional.
El ciclo anual es extraordinario. Durante la estación lluviosa, de enero a junio, las lluvias monzónicas llenan las depresiones entre las dunas, creando miles de lagunas temporales. Algunas son poco profundas, apenas unos centímetros; otras alcanzan tres metros de profundidad y se extienden por cientos de metros. El agua es cristalina y sorprendentemente cálida, calentada por la arena blanca circundante que refleja e irradia el intenso calor tropical.
Más asombroso aún es que estas lagunas temporales albergan vida. Peces, camarones, tortugas y otros organismos acuáticos aparecen cada año en estas aguas. El mecanismo de su aparición fue un misterio durante mucho tiempo. La explicación ahora aceptada es que los huevos y larvas de estas especies sobreviven enterrados en el barro húmedo en el fondo de las lagunas durante la estación seca, entrando en un estado de dormancia llamado diapausa. Cuando regresan las lluvias y las lagunas se llenan, eclosionan rápidamente, crecen, se reproducen, y depositan una nueva generación de huevos antes de que las lagunas se sequen nuevamente en la estación seca de julio a diciembre.
Durante la estación seca, las lagunas gradualmente se evaporan, dejando solo arena blanca inmaculada. Las dunas, no estabilizadas por vegetación, migran constantemente bajo la influencia de los vientos alisios, moviendo hasta 50 metros por año en algunos casos. Esto significa que las lagunas no aparecen exactamente en los mismos lugares cada año; el paisaje es fundamentalmente dinámico.
La arena blanca de cuarzo puro crea temperaturas superficiales extraordinarias, frecuentemente superando los 60°C durante el día. Sin embargo, la brisa constante del Atlántico modera las temperaturas del aire, manteniéndolas generalmente entre 30-35°C, caluroso pero no extremo como en desiertos verdaderos del interior continental.
El Desierto de Atacama: el lugar más seco de la Tierra
El Desierto de Atacama en Chile es legendario como el lugar más árido de la Tierra, con áreas donde no se ha registrado lluvia mensurable en la historia de la observación meteorológica moderna. Estaciones meteorológicas establecidas a principios del siglo XX nunca han registrado precipitación. Estudios de núcleos de suelo sugieren que algunas áreas no han recibido lluvia significativa en 20 a 40 millones de años, representando las condiciones más continuamente áridas conocidas en el planeta.
Esta aridez extrema resulta de una combinación única de factores geográficos y climáticos. Atacama se encuentra entre dos barreras: al oeste, la corriente fría de Humboldt del Océano Pacífico crea una inversión térmica que previene la formación de nubes de lluvia. El aire frío sobre el océano no puede retener mucha humedad, y cuando se mueve sobre la tierra, se calienta y se vuelve aún más seco en lugar de liberar humedad. Al este, la cordillera de los Andes bloquea la humedad de la cuenca amazónica. Atacama está esencialmente en una doble sombra de lluvia.
El paisaje resultante es profundamente extraterrestre. Vastas extensiones de piedras angulares y polvo, completamente desprovistas de vegetación o incluso de microbios en los suelos más secos. La NASA utiliza Atacama como análogo de Marte para probar instrumentos de detección de vida, porque si algo puede encontrar vida en Atacama, podría encontrarla en Marte.
Sin embargo, Atacama no es uniformemente desprovisto de vida. La camanchaca, neblina costera formada cuando la humedad del océano se condensa sobre la tierra fría durante la noche, proporciona humedad suficiente para sustentar ecosistemas únicos en las áreas costeras y las laderas inferiores de las montañas. Plantas especializadas como las tillandsias (plantas aéreas) obtienen toda su agua directamente de la niebla.
Cada 5-10 años, el fenómeno de El Niño puede traer lluvias excepcionales a Atacama. Cuando esto ocurre, el desierto experimenta un fenómeno espectacular llamado “desierto florido”. Millones de semillas que han permanecido dormantes en el suelo árido durante años o décadas germinan simultáneamente, transformando el paisaje marrón en una explosión de flores rosadas, violetas, amarillas y rojas que cubre cientos de kilómetros cuadrados. Este evento efímero dura apenas unas semanas antes de que las plantas completen su ciclo de vida, dejen semillas, y el desierto vuelva a su estado normal.
Atacama también alberga algunos de los depósitos de nitratos más grandes del mundo, explotados extensivamente durante el siglo XIX y principios del XX para fertilizantes y explosivos antes de la invención del proceso Haber de síntesis de amoníaco. Estos depósitos, formados por la acumulación de guano de aves marinas y su transformación química en condiciones de extrema aridez, crearon fortunas y guerras (la Guerra del Pacífico de 1879-1884).
La visibilidad atmosférica en Atacama es excepcional debido a la escasez de vapor de agua. Esto, combinado con altitudes elevadas en el altiplano, ha convertido a Atacama en el sitio de algunos de los observatorios astronómicos más importantes del mundo, incluyendo el Very Large Telescope (VLT) de ESO y el radiotelescopio ALMA. Las condiciones son consideradas las mejores del planeta para astronomía óptica e infrarroja.
Salar de Uyuni: el espejo del cielo
El Salar de Uyuni en Bolivia es la mayor planicie de sal del mundo, cubriendo más de 10,000 kilómetros cuadrados a una altitud de 3,656 metros en el altiplano andino. Este vasto desierto de sal es el remanente de un antiguo lago prehistórico gigante llamado Lago Minchin que existió hace aproximadamente 30,000 a 40,000 años.
Durante las épocas húmedas del Pleistoceno, el altiplano contenía varios lagos masivos. A medida que el clima se volvió más árido, estos lagos comenzaron a evaporarse. Sin salida al mar y en una cuenca cerrada, las sales minerales disueltas no tenían donde ir excepto acumularse. A lo largo de milenios, la evaporación completa dejó depósitos de sal de hasta 10 metros de espesor en el centro del salar.
La superficie del Salar de Uyuni es extraordinariamente plana, con variaciones de elevación de menos de un metro a través de toda su extensión. Esta planitud extrema lo convierte en una herramienta ideal para calibrar altímetros de satélites de observación terrestre. De hecho, es tan plano que la curvatura de la Tierra es visible a simple vista en condiciones claras.
Durante la estación seca, la superficie es una costra dura de sal poligonal con patrones hexagonales creados por la expansión y contracción térmica. Estas costras son suficientemente resistentes para soportar vehículos, y carreras de autos de velocidad han sido realizadas en el salar. Sin embargo, durante la estación lluviosa (diciembre a abril), una delgada capa de agua cubre la superficie.
Es durante esta estación húmeda cuando ocurre el fenómeno que ha hecho famoso al Salar de Uyuni: el efecto espejo. Cuando la superficie está cubierta con agua pero el agua es suficientemente poco profunda (unos pocos centímetros), la costra de sal blanca bajo el agua actúa como un reflector perfecto. El cielo se refleja con tal claridad que se vuelve imposible distinguir donde termina el cielo y comienza el suelo. El horizonte desaparece completamente. Caminar o conducir en estas condiciones crea la sensación de flotar en el espacio, con nubes reflejándose perfectamente bajo los pies.
Este efecto es tan pronunciado que se ha vuelto una atracción turística internacional, con fotógrafos buscando capturar imágenes de personas aparentemente caminando sobre las nubes o sosteniendo el sol en sus manos mediante trucos de perspectiva imposibles de lograr en cualquier otro lugar.
Más allá de su belleza, el Salar de Uyuni tiene importancia económica significativa. Los depósitos de sal son explotados comercialmente, pero más importante aún, las salmueras bajo la costra de sal contienen altas concentraciones de litio, estimadas en 50-70% de las reservas mundiales conocidas de este elemento. Con la creciente demanda de baterías de litio para vehículos eléctricos, el Salar de Uyuni podría convertirse en uno de los recursos minerales más estratégicos del siglo XXI.
El área también alberga vida adaptada a condiciones extremas. Flamencos rosados (tres especies: James, andino, y chileno) migran al salar y lagos salados cercanos para alimentarse de algas y crustáceos especializados que toleran la alta salinidad. La Isla Incahuasi, una isla rocosa que emerge en medio del salar, está cubierta con cactus gigantes (Echinopsis atacamensis) que pueden vivir más de 1000 años, testimonio de la resistencia de la vida incluso en ambientes extremos.
Los Valles Secos de McMurdo: desiertos polares de la Antártida
Cuando pensamos en desiertos, raramente consideramos la Antártida, pero los Valles Secos de McMurdo representan quizás el ambiente más extremo y extraño de todos los desiertos terrestres. Ubicados en la Antártida Oriental cerca de la Estación McMurdo, estos valles cubren aproximadamente 4,800 kilómetros cuadrados y son el área libre de hielo más grande de la Antártida.
La designación de “desierto” es completamente apropiada: estas áreas reciben menos de 100 mm de precipitación equivalente de agua por año (principalmente como nieve), y en algunos sectores, menos de 10 mm, rival de los lugares más secos de Atacama. Sin embargo, aquí la aridez no resulta del calor y la evaporación, sino de vientos catabáticos extraordinarios.
Los vientos catabáticos son vientos descendentes causados por el aire denso y frío que fluye desde el altiplano antártico hacia la costa, acelerado por la gravedad. En los Valles Secos, estos vientos pueden alcanzar velocidades de más de 320 km/h, equivalentes a un huracán de categoría 5. Estos vientos son tan secos y fuertes que subliman (evaporan directamente del estado sólido al gaseoso) cualquier nieve que cae, antes de que pueda acumularse. También subliman el hielo existente, manteniendo los valles libres de glaciares a pesar de estar rodeados por el manto de hielo antártico.
El resultado es un paisaje completamente alienígena. Valles rocosos con suelos de grava y arena, completamente desprovistos de vegetación visible, hielo, o nieve. Las temperaturas pueden caer a -60°C en invierno. La humedad relativa es frecuentemente menor al 10%. La radiación UV es intensa debido al agujero de ozono antártico. Es uno de los ambientes más hostiles de la Tierra.
Sin embargo, la vida persiste incluso aquí, aunque en formas extremadamente especializadas. Los únicos organismos visibles son líquenes y musgos raros en áreas protegidas. Pero el verdadero ecosistema existe en el suelo y dentro de las rocas. Bacterias extremófilas, algas, y hongos viven en los pocos milímetros superficiales de rocas porosas (endolíticos), donde están protegidos de los vientos desecantes y la radiación UV mientras aún reciben suficiente luz para fotosíntesis.
Más asombroso aún, los Valles Secos contienen lagos permanentemente congelados cubiertos con hielo de varios metros de espesor, pero con agua líquida debajo. Estos lagos, como el Lago Vida y el Lago Vanda, están entre los ambientes más salinos de la Tierra. El Lago Vida tiene salinidad seis veces mayor que el agua de mar, tan salada que permanece líquida a temperaturas de -13°C. Las bacterias que viven en estas aguas heladas y ultra-salinas representan algunos de los extremófilos más resilientes conocidos.
Los Valles Secos son considerados el mejor análogo terrestre de Marte. Las condiciones de frío extremo, aridez extrema, alta radiación UV, y suelos oxidados son notablemente similares a las condiciones marcianas actuales. La NASA usa regularmente los Valles Secos para probar equipos espaciales y entrenar astrobiólogos. Si podemos entender cómo la vida sobrevive aquí, podríamos entender cómo buscar vida en Marte.
Geológicamente, los valles contienen algunas de las rocas más antiguas de la Antártida, con granitos y metamorfos que datan de más de 500 millones de años. La falta de vegetación, suelo orgánico, y meteorización química acelerada significa que la erosión es extremadamente lenta, preservando características geológicas con claridad extraordinaria.
El Desierto de Gobi: arena cantante y dinosaurios
El Desierto de Gobi, que se extiende a través del norte de China y el sur de Mongolia, es el quinto desierto más grande del mundo, pero es probablemente el más diverso geográficamente. A diferencia del Sahara que es predominantemente arena, Gobi es aproximadamente 95% roca desnuda y grava, con campos de dunas representando solo el 5% del área.
El nombre “Gobi” deriva de la palabra mongola para “lugar sin agua”, y es ciertamente árido, recibiendo típicamente menos de 200 mm de lluvia anual. Sin embargo, es también un desierto frío, con temperaturas invernales cayendo regularmente a -40°C. Las variaciones de temperatura diurna pueden exceder 35°C, y las variaciones estacionales son aún más extremas, desde -40°C en invierno hasta 45°C en verano.
Uno de los fenómenos más fascinantes del Gobi es el de las “dunas cantantes” o “dunas que braman”. En el área de Khongoryn Els en Mongolia, dunas gigantes de hasta 300 metros de altura producen sonidos resonantes profundos cuando la arena se desliza por sus caras. El mecanismo exacto ha sido debatido, pero parece resultar de la resonancia acústica dentro de la capa de arena. Cuando grandes cantidades de arena seca y redondeada se deslizan simultáneamente (ya sea por viento o por personas caminando por la duna), las vibraciones se sincronizan y amplifican, creando un sonido que puede ser escuchado a kilómetros de distancia y puede durar varios minutos.
El Gobi es también uno de los sitios paleontológicos más ricos del mundo. Durante los años 1920, expediciones del Museo Americano de Historia Natural descubrieron los primeros huevos de dinosaurio conocidos en el Gobi, revolucionando nuestra comprensión de la reproducción de dinosaurios. Desde entonces, docenas de especies de dinosaurios han sido descubiertas, muchas increíblemente bien preservadas por el entierro rápido en tormentas de arena.
La preservación es tan excepcional que se han encontrado especímenes de dinosaurios literalmente congelados en combate mortal. El espécimen más famoso muestra un Velociraptor con sus garras incrustadas en un Protoceratops, preservados exactamente como murieron hace 80 millones de años, probablemente enterrados vivos por un colapso de duna durante una tormenta. La aridez extrema del Gobi ha preservado estos fósiles con detalle extraordinario, incluyendo ocasionalmente tejidos blandos fosilizados y pigmentos de plumas.
El Gobi está expandiéndose hacia el sur, avanzando hacia el norte de China a una tasa alarmante debido a sobrepastoreo, deforestación, y cambio climático. China ha implementado la “Gran Muralla Verde”, un proyecto masivo de reforestación para plantar miles de millones de árboles y estabilizar el borde del desierto. Es una batalla continua entre la civilización y la desertificación.
Rub’ al Khali: el Cuarto Vacío de Arabia
El Rub’ al Khali, o “Cuarto Vacío”, en la Península Arábiga es el desierto de arena continuo más grande del mundo, cubriendo más de 650,000 kilómetros cuadrados a través de Arabia Saudita, Omán, Yemen y Emiratos Árabes Unidos. Su nombre refleja su carácter: un vacío casi completamente desprovisto de vida humana permanente.
Lo que hace al Rub’ al Khali particularmente extraordinario no es solo su tamaño sino la escala de sus dunas. Algunas mega-dunas se elevan más de 250 metros de altura y se extienden por varios kilómetros de longitud. Estas son algunas de las dunas más altas del mundo, y escalarlas en el calor del mediodía (temperaturas superficiales pueden exceder 70°C) es físicamente extenuante y peligroso.
Las dunas exhiben una variedad fascinante de formas: dunas barchan con forma de media luna, dunas lineales que se extienden en líneas rectas por docenas de kilómetros, dunas estrella con múltiples brazos radiando de un centro elevado, y dunas parabólicas. Estas diferentes morfologías reflejan los patrones de viento complejos de la región.
El color de la arena varía desde amarillo dorado hasta naranja rojizo, resultado de óxidos de hierro recubriendo los granos de cuarzo. En las regiones orientales cerca del Golfo Pérsico, la arena es más clara, casi blanca, con mayor contenido de carbonato de calcio.
Más sorprendente es que este desierto extremo no siempre fue árido. Estudios paleoclimáticos han revelado que hace apenas 6,000-10,000 años, el Rub’ al Khali era verde, con lagos y ríos permanentes y vida silvestre abundante. Sitios arqueológicos han revelado herramientas de piedra y evidencia de asentamientos humanos de este período húmedo. Los cambios orbitales de la Tierra causaron que las lluvias monzónicas africanas se desplazaran hacia el norte, trayendo humedad a Arabia. Cuando estos patrones cambiaron nuevamente, el desierto retornó.
Bajo las dunas yacen vastos depósitos de petróleo y gas natural, haciendo del Rub’ al Khali una de las regiones más importantes económicamente del mundo a pesar de su inhospitalidad superficial. La exploración petrolera en el Rub’ al Khali es extremadamente desafiante, requiriendo equipos especializados capaces de operar en calor extremo y arena profunda.
Danakil: el infierno en la Tierra
La Depresión de Danakil en Etiopía es quizás el lugar más inhóspito de la Tierra. Ubicada en la unión de tres placas tectónicas que se están separando, esta depresión se encuentra hasta 125 metros bajo el nivel del mar, es una de las regiones más calurosas del planeta con temperaturas promedio anuales superiores a 34°C, y alberga paisajes que parecen directamente de un mundo alienígena o un infierno literal.
Danakil contiene el volcán Erta Ale, uno de los pocos volcanes del mundo con un lago de lava permanente. El lago burbujea y ruge continuamente, proyectando ocasionalmente fuentes de lava incandescente. La aproximación al cráter requiere atravesar flujos de lava recientes, aún calientes, bajo calor extremo y vapores tóxicos.
Pero lo que hace a Danakil verdaderamente único es Dallol, un campo hidrotermal sin paralelo. Aquí, aguas termales sobrecalentadas ricas en azufre, potasio, magnesio y hierro emergen a la superficie, evaporándose instantáneamente en el calor extremo y depositando minerales en colores imposibles. El paisaje resultante es una explosión surrealista de amarillos brillantes, naranjas, verdes neón, rojos óxido, y blancos que parecen más propios de una pintura abstracta que de la naturaleza.
Los montículos de sal y azufre forman terrazas, conos, pilares, y formaciones que cambian constantemente a medida que se depositan nuevos minerales y la lluvia rara disuelve estructuras existentes. Piscinas de salmuera ácida (pH tan bajo como 0.2, más ácido que el ácido de batería) son de colores brillantes debido a extremófilos que prosperan en estas condiciones imposibles.
Danakil es también una enorme planicie de sal, remanente de un antiguo brazo del Mar Rojo que se evaporó. La sal se extrae tradicionalmente por trabajadores Afar que forman caravanas de camellos para transportar bloques de sal cortados a mano hacia las tierras altas, un comercio que ha continuado sin cambios durante siglos.
La depresión está expandiéndose activamente a medida que las placas se separan a aproximadamente 1-2 centímetros por año. Eventualmente, en millones de años, la región se convertirá en un nuevo océano. Mientras tanto, representa un laboratorio natural extraordinario para estudiar procesos geológicos activos y vida extremófila.
Conclusión: desiertos como ventanas a la diversidad planetaria
Los desiertos del mundo, lejos de ser paisajes monótonos de desolación, son extraordinariamente diversos y revelan procesos fundamentales que dan forma a nuestro planeta. Desde las esculturas de tiza del Sahara hasta las lagunas efímeras de Brasil, desde los espejos de sal de Bolivia hasta los valles congelados de la Antártida, cada desierto cuenta una historia única de geología, clima, y adaptación de la vida.
Estos paisajes extremos también sirven propósitos científicos cruciales. Los desiertos más áridos proporcionan análogos de otros mundos, ayudándonos a preparar la exploración de Marte y otros cuerpos planetarios. Los extremófilos de los desiertos revelan los límites de la vida y expanden nuestra comprensión de dónde y cómo la vida puede existir.
En una era de cambio climático acelerado, los desiertos también sirven como advertencias. Muchos desiertos se están expandiendo, consumiendo tierras previamente fértiles. Comprender los procesos que crean y mantienen los desiertos, y las condiciones que los hacen avanzar o retroceder, es crucial para gestionar los recursos de agua y tierra de un planeta que alberga a más de 8 mil millones de personas.
Los desiertos nos recuerdan que la Tierra es un planeta de extremos, y que incluso en los lugares más aparentemente inhóspitos, existe belleza extraordinaria, ciencia fascinante, e incluso vida resistente aferrándose contra las probabilidades. Son testimonios de la diversidad y resiliencia tanto de la geología como de la biología, y merecen nuestra admiración, estudio, y protección.